18 nov 2010

PONERSE EL "PIYAMA DE MADERA"

Prof. Aníbal Ortizpozo


“Dime cómo mueres y te diré quién eres”
Octavio Paz


Nada más universal, cercano y temido que la muerte. Cada ser humano, cada nación, cada cultura tiene una profunda y definitiva relación familiar con ella, porque es la expresión última y definitiva de la vida. Referirse a ella en ocasiones resulta una aspiración utópica que generalmente termina en una comedia de equívocos; temida, perseguida, demócrata, infecciosa, deseada, injusta, perra, literaria, puta, progresista, reaccionaria, artística, real, totalitaria, horrorífica, amada, revolucionaria, espectacular, natural o violenta, en otras palabras, enemiga negadora de la vida.
Cada ser viviente tiene su muy particular relación con la muerte, la mía se remonta a mi infancia campesina, a lo telúrico, lo sorprendente, lo mágico de los hallazgos de cadáveres deshidratados que quedan al descubierto en las laderas de los cerros.


"Grandes potencias discutirán el desarme en sesión especial” A. Ortizpozo, 1976

Entierros de nuestros pueblos originarios, momificados por el clima, rodeado de sus herramientas, ponchos, petacas y vasijas llenas de alimentos, y ornamentos de oro y plata, fue mi primera aproximación a seres muertos que emergieron de la tierra con sus huesos al aire, sus blancas dentaduras y sus carnes secas sin descomponerse. Esas muertes no me produjeron miedo, ni rechazo, sino gran excitación e interrogantes. Encuentro con la muerte milenaria cuando caminaba desprevenido tras los rebaños de ovejas y chivos, en los alrededores de la desembocadura del río Limarí en Chile, territorio de mis antepasados Diaguitas, en la Cordillera de la Costa, donde son frecuentes los temblores y frágiles lluvias, propicios a derrumbes en los ajustes de placas terrestres.

Mientras estudiaba en la ciudad de Ovalle, la muerte citadina se me hizo más dolorosa, denigrante y de cuentos de terror, había muerto mi madre. En aquellos tiempos, los adolescentes, nos retábamos a demostrar nuestra valentía y cuán hombre éramos, por nuestra capacidad de permanecer inmutables en la noche, observando los fuegos fatuos del cementerio y en el día por la valentía de acercarse y verle al “fina’o”, al occiso o interfecto, la ya blanca osamenta desmembrada saliéndose del destrozado ataúd, tirado a la fosa común, porque sus deudos no podían pagar la tumba donde había permanecido; humillación de los humildes en vida y después de ella.
Contrariamente a otros países, en Chile el culto a la muerte es mínimo, comparado con México, salvo en el animismo popular y el velorio de recién nacidos e infantes, llamados “angelitos” a los que se les sienta en un altar, donde se les canta brindando un sabroso “gloriao” –ponche de vino o aguardiente según la región–.
Los chilenos consideran la muerte como enemiga, adversaria temible, nunca amable, la llaman la pelona, la flaca, la pálida, la gringa. El miedo a la muerte es tan real como la muerte misma, eso lo sabían muy bien Pinochet y los militares traidores fascistas. Su presencia en las calles de Santiago y en los centros de tortura, nunca fue más patética que cuando se exhibió flotando en el río Mapocho ante la mirada impávida de los transeúntes.
El miedo en Chile aún persiste, no obstante que en el refranero popular se escucha decir “El muerto al hoyo y el vivo al bollo” es decir, a gozar de la vida. (1)




"Nosotros los
muertos”
Del dibujante
venezolano
Gilberto Ramírez.
Exposición
de Homenaje
a José Guadalupe Posada,
Galería Viva México,
1977, Caracas.
(Colección de dibujo
venezolano del Prof.
Aníbal Ortizpozo)





En mi nueva residencia, Venezuela, como casi todos los países de nuestro continente, llama la atención la profusión de cruces regadas en el camino en memoria de las muertes ocurridas en esos lugares. Pequeñas capillas y monolitos llenos de oraciones y exvotos de agradecimientos a las ánimas, por los favores recibidos. He podido ver filas de automóviles y camiones para dejar una vela encendida en una de ellas y asegurarse un buen viaje que preserve su vida.
Otra referencia del culto a la muerte se puede observar en las prácticas de “Santeros” y “Paleros” relacionados con la religión afrodescendiente Yoruba. Quienes están iniciados en ésta práctica tienen “su muerto” que mediante un rito, habla a través de ellos. Al “muerto” se le atiende y homenajea, a su vez él guía y aconseja, a quien lo consultan.
En nuestro tiempo también se ha puesto de moda la costumbre, importada tal vez, de celebración de la muerte, con canciones, caña (alcohol) y disparos al aire. Es público y notorio cómo bandas de “malandros buenos” y “chigüires” los malos, en los ranchos suburbanos de grandes ciudades, celebran la muerte de un compañero desde el recinto velatorio, durante su traslado y en el cementerio, montados en sus motos, haciendo acrobacias en una rueda, alrededor del carro mortuorio, coreando el nombre del muerto, cantando y disparando sus armas al cielo, ahítos de ron.

Pero es en México en definitiva, donde la muerte ineludible se ha instalado en la memoria de los mexicanos, desde los ritos de los antiguos aztecas quienes expresaban una visión de muerte heroica y ceremonial como fuente de renovación fecundidad y trascendencia. Poemas y canciones contemporáneas continúan reforzando el hecho de que hay que celebrar la muerte por la gloria de estar vivos o porque también, “de dolor se canta, cuando llorar no se puede”. En las ceremonias fúnebres el llamado es a vestir ropajes negros pero, sin olvidar que los días de muerte, también son días de resurrección.
“El hecho cultural -que algunos les asombra -, escribe mi querido “cuate” Chucho Puente Leyva, es que los mexicanos convivimos familiarmente con la muerte: nos reímos con ella, le hacemos poesías insólitas y le cantamos de múltiples maneras; la reproducimos gráficamente y de bulto, la convertimos en máscara ,la hacemos juguete ,y la amasamos como “pan de muerto”;en última instancia, la modelamos en dulce (le ponemos en la frente nuestro nombre) y la comemos a mordidas en la alegórica comunión total... metáfora del devenir, alegre serpiente que se muerde la cola”. (2)

“Gran Comelitón de Calaveras”, Cincografía, de José Guadalupe Posada, México.

La muerte en el grabado mexicano tuvo su más extraordinario creador: José Guadalupe Posada, quien creía que ni en la muerte todos somos iguales, e insistía en la diferencia de clases. En su grabado el “Gran Comelitón de Calaveras”, algunas con sus trajes de “peladito” toman pulque; otras, elegantes “catrinas” beben despectivamente champaña. (3)

Es en la música y sus canciones festivas de burla y protesta social, donde la muerte mexicana tiene un protagonismo extraordinario, “La Calaca”, o como la quieran llamar los mexicanos, huesuda, dientona, tilica, petatera, flaca, polveada, tullida, ojona y la que barre parejo como en esta canción:

La Calaca (4)
Mucho cuidado señores, porque la muerte anda lista,
En el panteón de Dolores ya nos tiene una pocita
Para los compositores y uno que otro periodista,
Licenciados y doctores, todos están en su lista.
Tukutuku tikitaka, qué recanija calaca,
Cuando menos los pensamos, nos hace estirar la pata;
Yo me le escapé una vez, pero por poco y me atrapa.
La muerte no enseña el cobre, tampoco hace distinciones,
Lo mismo se lleva al pobre que al rico con sus millones,
Uno va en estuche de oro y el otro en puros calzones,
Pero pasadito el tiempo quedan igual de pelones.
Tukutuku tikitaka, qué recanija calaca,
débiles y poderosos, de morir nadie se escapa,
Llevamos el mismo fin en petate o en petaca.
Yo conocí un comerciante, bueno pa’ robar al cliente:
Las cosas que valen cinco, él siempre las daba a veinte;
Pero se murió de frío, pobrecito, de repente,
Lo mandaron al infierno pa’ que el diablo lo caliente.
Tukutuku tikitaka, qué recanija calaca,
A todos esos careros llévatelos de corbata;
Indeseables usureros, chupan como garrapata.
El obrero gana el pan con el sudor de su frente
Para que sus hijos coman, aunque no lo suficiente,
Mientras otros abusivos viven violando las leyes,
Ganando lo que ellos quieren por andarse haciendo güeyes.
Tukutuku tikitaka, qué recanija calaca,
Yo les pido una disculpa, si es que ya metí la pata;
Aunque son muy parecidos, no es lo mismo buey que vaca.
La balanza de la vida está muy desnivelada;
Hay pocos que gana mucho y muchos no ganan nada.
El trabajo del obrero no tiene compensaciones,
con eso del minisueldo no alcanza ni pa’ camiones.
Tukutuku tikitaka, qué recanija calaca,
Si tú conoces al diablo, ruégale que no sea ingrato,
Pa’que el costo de la vida se nos vuelva más barato.
Mucho cuidado señores, los que ya son votadores,
Ahí vienen las elecciones con sus manipuladores
Y cada partido dice que votar por ellos debes,
Y que de aquí en adelante, nos darán vida de reyes.
Tukutuku tikitaka, qué recanija calaca,
Ahí viene otro presidente a sonarnos la matraca,
Viene prometiendo mucho, pero dará pura… Tukutuku tikitaka.

De todas las muertes posibles que nos acechan: como la de los militares golpistas del Cono Sur, como los “falsos positivos” de Colombia, como los enfrentamientos y masacres de las mafias en México, como los terremotos y cólera de Haití, como en las incesantes invasiones gringas, o como la que uno se imagina, incluso la propia, las menos deseadas y las más inútiles, son esas mediante las cuales perdemos la vida a manos de guardianes del pensamiento político, por aquello de que “los muertos no se oponen”, pretenden falsamente callar para siempre, las ideas, los gritos de justicia social y los cantos por la liberación del ser humano.


Fuentes consultadas:
(1) Alberto Cardemil Herera. Refranes y Moralejas de Chile, Zigzag S.A., 2004
(2)Jesús Puente Leyva. Poesía y Música de La Muerte. La tradición mexicana, Conferencia,Museo Sacro de Caracas, 1995
(3) Jaled Muyaes. La Revolución Mexicana vista por José Guadalupe Posada, Talleres Policromía, México, 1960
(4) J. Hernández. La Calaca. Canción mexicana que popularizó Amparo Ochoa

12 jun 2010

BORRON HISTORICO II

BORRON HISTORICO (PARTE II)
OBRAS, EXPOSICIONES, MANIFIESTOS

Aníbal Ortizpozo


“Con la verdad no ofendo, ni temo.”
José Gervasio Artigas

Digo que aún los creadores observamos sorprendidos de cómo la porfiada condición humana en relación a la producción cultural y artística, oscila entre la admiración exaltada hasta la sacralización de una obra, su manipulación especulativa en el mercado de valores y simultáneamente el irrespeto que han sufrido algunas de ellas mediante la censura y cosificación como objetos sin vida que la burocracia engaveta, extravía o daña, que hoy forman parte de los hacinamientos existentes en los cementerios del arte y la cultura que son los Museos Nacionales.

Otro modo de irrespeto son las consideradas “obras maestras de arte” que ocupan el primer lugar de la crónica social en una sociedad capitalista a través de su alta cotización en el mercado. Son consideradas sólo una inteligente inversión, que contrariamente a los demás bienes materiales que se adquieren, tienen algo especial: que no se desvaloriza con el tiempo, sino todo lo contrario es más, si su autor ha muerto, mucho mejor. Como productos originales de mentes geniales, algunas de ellas suelen permanecer en cajas fuertes y depósitos bancarios, otras son objeto de falsificaciones, fraudes, especulaciones e intercambio en el lavado de dinero; es el fraude de la vida artística como lo superior con respaldo de corporaciones y grupos económicos de las sociedades capitalistas.

En oposición a todo esto, es necesario decir que la expresión plástica (y no digo Arte) es un derecho humano, así como el derecho que tiene el pueblo pobre o las clases desposeídas a disfrutar de la producción de sus creadores. Hay abundantes y excelentes trabajos de la producción artístico-plástica venezolana que no han tenido un tratamiento respetuoso ni adecuado, se les aplicó el borrón histórico, aún cuando ellas forman parte del Patrimonio Cultural Artístico de la Nación. Lo mismo sucede con las colecciones de empresas privadas o mixtas, donde por las sinrazones que ya conocemos, en sus directivos la incultura y la ignorancia son estelares; en otras palabras aquí se les ha invisivilizado como objetos de propiedad privada y exclusivamente una inversión.

¿Cómo se borra o invisiviliza una obra? Por exclusión permanentemente de la programación y curadurías de los museos. Cuando se la ha calificado por censura previa, como “no exhibible”, y se le engaveta. Cuando es dañada por una mala manipulación en las propias instituciones museísticas o sufre atentados del público. Cuando es necesario darla de baja, porque al no conservarla en adecuadas condiciones, se ha hecho irrecuperable. Cuando es sustraída o “desaparece” de los museos y galerías. Cuando las Editoriales la solicitan y después pagan por no publicarla. Cuando está en una institución que no le corresponde, fruto de donaciones forzadas, por ejemplo: pertenece al Museo de Arte Contemporáneo, sin que sea una obra contemporánea. Por estas y otras razones, cientos de obras están en la condición de “borradas” o “desaparecidas” siendo evidente que las nuevas generaciones no las conocen y a menos que suceda algo extraordinario, no las conocerán, ni disfrutarán.

No cabrían en varios libros, todas las experiencias que han afectado a obras individuales y colectivas, exposiciones y manifiestos, declaraciones de grupos de creadores progresistas de izquierda. Sólo señalaré algunos de los cuales puedo dar testimonio personal que sí sucedieron y que no se ha rectificado:
1. En la Mega Exposición del Arte Venezolano del Siglo XX 2003-2004 (que personalmente consideré una excelente idea, aunque un tanto ambiciosa y grandilocuente) se impuso la improvisación y la prisa en su realización, produciendo resultados no deseables. A simple vista, por razones de las “curadurías” para cada década, realizadas mayormente por críticos e historiadores del arte apegados a lo canónico y al concepto de “el arte por el arte”, se le aplicó un borrón histórico a todo el arte político y los llamados lenguajes de la subversión del arte venezolano. Naturalmente, surgieron las críticas, principalmente desde los creadores que apoyamos el proceso. (1) No conozco los detalles, pero se considera que fue a raíz de estas críticas que surge del despacho del Vice-Ministerio de Cultura de ese tiempo, la iniciativa de compensar ese vacío con una investigación y exposición de arte político venezolano. Investigación cronológica que estuvo a cargo de la museóloga Sra. Verónica Agustí, quien gentilmente nos contactó, desde luego en primer lugar al maestro Claudio Cedeño, para entrevistas, información y facilitar obras, imágenes, catálogos, afiches, manifiestos etc. Una vez concluida la cronología y disponiendo de las imágenes, se programa la exposición titulada “Insurgencia Rebelión y Utopía” para el día 11 de Diciembre del 2003 a las 5.00 pm. en el Cuartel San Carlos, con una invitación impresa que incluye una imagen de la pintura de César Rengifo “Buscando a Venezuela”. Resulta increíble que el día y a la hora fijada para la inauguración en presencia del Viceministro Farruco Sesto, la exposición no estaba montada, según narra el maestro Cedeño quien se hizo presente y lo declara en varias entrevistas (2). Las autoridades del viceministerio expresaron que se procedería a fijar otra fecha para su inauguración, la que nunca se realizó, ni se dio explicaciones hasta el día de hoy. Es un borrón histórico a obras que pertenecen a nuestra memoria histórica del arte venezolano.
¿Qué hacer? Es muy simple: el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, como institución del Estado debe rectificar y responder por esta acción, aunque las actuales autoridades no la cometieran, para que no quede impune, como un acto de delincuencia cultural.



2. Si observa en el lujoso catálogo de la Mega Exposición 2003 – 2004, años 70, en su página 356 encontrará la reproducción de dos magníficas caricaturas de los ex-presidentes Caldera y Herrera Campins realizadas por Bosco En este caso el borrón histórico es a la autoría de las obras, pues los responsables de estos libros-catálogos del Ministerio de la Cultura, aunque usted no lo crea, se la atribuyeron a Pedro León Zapata.


3. Otro ejemplo del cual, sin querer soy testigo, está referido a una obra de mi autoría de clara intencionalidad política titulada “Maquillaje”, referida a la miseria de los ranchos de Caracas, con la que participé en el Salón CONAC : “Arte y ciudad”, que se realizó en el Museo de Artes Visuales Alejandro Otero en 1991. La obra, después de pasar los filtros de jurados de selección y premiación, obtuvo el Primer Premio, que era de adquisición. A partir de 1991, la obra ha estado hacinada en algún depósito, donde me imagino permanece hasta ahora. En síntesis, la obra “Maquillaje” ha permanecido diecinueve años engavetada, borrada. Antes por el CONAC, hoy por el Ministerio de la Cultura.

4. Doloroso. Quince magníficas obras de talla en madera, del llamado “Arte Popular” del creador del Páramo de Cabimbú, Víctor González, perteneciente a la Colección del Museo Salvador Valero, fueron desechadas e incineradas, porque la polilla las hizo irrecuperables. Este museo perteneciente a la ULA, Núcleo Trujillo, durante muchos años estuvo, sin presupuesto, ni recursos para la conservación oportuna de obras.
5. Las obras pertenecientes al patrimonio cultural y artístico tangible e intangible venezolano que han desaparecido, son invisibilizadas o están dañadas, son muchas más de las que uno se imagina y abarcan, al dibujo, la pintura, la escultura, la arquitectura, el cine, libros, documentos, proclamas, manifiestos.
En ocasiones, el daño se produce a partir de buenas intenciones en los proyectos de restauración. Un ejemplo reciente, es la demanda presentada en la Fiscalía General de la República del Colectivo del Cuartel San Carlos, contra el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural - IPC adscrito al Ministerio del Poder Popular para la Cultura. La acusación es por la destrucción de la memoria histórica tangible e intangible de un espacio donde estuvieron retenidos los revolucionarios de ayer, dejando testimonios escritos y dibujados en sus muros, colecciones de armas, hallazgos arqueológicos presuntamente de indígenas. Se acusa abiertamente a funcionarios del IPC de sustracción de puertas, ventanas y tejas, así como la destrucción de un mural realizado en un salón donde permanecían los presos del levantamiento del 27 de noviembre de 1992. El IPC por su parte se siente orgulloso de la “recuperación y construcciones” que realizó en dichos espacios, no obstante el Ministerio Público imputó al Director del IPC por malversación genérica y evasión de procedimientos de licitación. (3)
6. Existe un borrón histórico que por lo grande y desmedido de su acción, resulta ofensivo. Se ha borrado del mapa, artístico educativo a la Escuela de Artes Visuales Cristóbal Rojas de Caracas, como formadora de artistas. Tal Como lo fue de los artistas plásticos más relevantes de Venezuela, que han dado prestigio internacional al país y forman parte del acervo cultural de nuestra plástica. La larga lucha por su existencia como tal, que mantuvieron las comunidades de artistas-docentes y alumnos, se dieron durante más de 30 años contra un muro burocrático que terminó por derrotarlos, cuando desde los despachos de distintos Ministros de Educación de la Cuarta República, decidieron convertirla en un Bachillerato de Técnicos Medios en Artes Visuales, situación que continúa hasta hoy. De la defensa de la Escuela surge la proclama titulada “Manifiesto Mayo 2002” firmada por catorce reconocidos artistas-docentes, planteamiento que también fue silenciado y olvidado por la burocracia del Ministerio de Educación. (4)

Los ejemplos mencionados, desgraciadamente no son excepcionales, sino más bien se trata de una acción sostenida que perjudica a nuestro patrimonio cultural-artístico. Por ello es urgente y necesaria la revisión y rectificación de estas lamentables situaciones con transparencia y amplia difusión. Los creadores nos preguntamos por ejemplo: ¿qué venezolano -incluyéndome- conoce cuántas, cuáles y cómo son las obras que permanecen sin ser exhibidas en nuestros museos del Estado o aquellas obras asechadas por la humedad y la polilla, en bodegas inadecuadas de algunos museos? ¿Cuántas de las que formaban parte de ese inventario desconocido, murieron de tristeza y soledad? ¿Cuántas están enfermas y cuántas se pueden rescatar para ser exhibidas ampliamente a toda la población, itinerando en todas las regiones del país y exterior?
El daño al patrimonio cultural es lo que permanece, acostumbro a decir, como un paisaje inamovible a través del tiempo. Sólo los cambios verdaderamente revolucionarios, nos indican que podríamos superar esta situación. La creación de una Ley Orgánica de Cultura que surja de la participación y el debate de los propios creadores, podría ser el comienzo del futuro al que aspiramos, el Socialismo.


NOTAS:
1. Ortizpozo Aníbal, Quien mucho abarca… El Arte venezolano del siglo XX. La Megaexposición, Debate Cultural, febrero 2004. (http://www.debatecultural.net/Observatorio/AnibalOrtizpozo5.htm) - La participación todo un aprendizaje, Revista Question, 2005, Red Voltaire, 2005 http://www.voltairenet.org/auteur121496.html?lang=es
2. Humor Grafico Imprescindible, Entrevista a Claudio Cedeño, Editorial Question, pag 12. 8 de julio 2007: http://humorgraficonecesario.blogspot.com/2007/07/los-dibujantes-piensan-luego-insisten.html
3. Paúl del Rio denunció daños contra el Cuartel San Carlos, Aporrea.org, 25 enero 2008 http://www.aporrea.org/contraloria/n108112.html - http://encontrarte.aporrea.org/noticias/n9550.html
4. Manifiesto Mayo 2003, Debate Cultural, mayo 2003. http://www.debatecultural.net/Acciones/manifiesto.htm

10 jun 2010

BORRÓN HISTÓRICO I

BORRÓN HISTÓRICO DE CREADORES, ESPACIOS
Y OBRAS DEL ARTE VENEZOLANO. (Parte I)

INAUGURACION DE LA NUEVA SEDE DE LA GAN
Y VIGENCIA DE SU EXCLUYENTE DICCIONARIO
BIOGRAFICO DE LAS ARTES VISUALES EN VENEZUELA.


Prof. Aníbal Ortizpozo

La crítica garantiza la fluidez que el socialismo necesita
en el curso de su concreción: si la crítica fuera desplazada
por el dogma, éste se estancaría irremediablemente. Bienvenidos,
entonces, todos los espacios de discusión crítica
sobre nuestra experiencia socialista.
Las líneas de Chávez Junio 14, 2009


La recuperación de la memoria histórica de nuestras luchas por la construcción del socialismo y resistencia a las sociedades capitalistas puede resultar hoy un acto altamente subversivo, especialmente para quienes el cambio es sólo de forma o de nombre, en otras palabras “cambio para seguir siendo lo mismo”.
Por otra parte, son tantas la agresiones externas e internas de que ha sido objeto el proceso de cambios en Venezuela, tantos los frentes abiertos, que para algunos, existe la duda razonable de callar o no aquello que debilite por dentro el apoyo a la transición al socialismo, personalmente sigo creyendo que es un deber de todo revolucionario, no autocensurarse y participar libremente con nuestras opiniones, aunque frecuentemente se nos diga, “no es el momento compañero” o “le estas entregando armas al enemigo” entre lo más suave.




Una nueva sede la Galeria de Arte Nacional, sí, pero operando con una Base de Datos de artistas, una especie de Censo de Artistas Plásticos, llamado DICCIONARIO BIOGRÁFICO DE LAS ARTES VISUALES VENEZOLANAS,(1) publicación vigente, canónica e hiperexcluyente. Lo que más nos sorprende, es que fue publicado en el año 2005, a 7 años de existencia de la Revolución Bolivariana y más grave aún, se realizó mediante una alianza entre el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, la GAN y empresas privadas, como son la Fundación Cisneros, Econoinvest Casa de Bolsa C.A. y Fundación para la Cultura Urbana, según consta en los créditos del impreso, que es sin duda el mejor ejemplo de “arma mellada del capitalismo.”
Esta publicación tiene como responsables a críticos, curadores, investigadores y asesores que en la actualidad, algunos, son funcionarios de confianza del gobierno y otros lo adversan públicamente. Sus nombres no vienen al caso, son ampliamente conocidos.(2) Por eso es que en muchas oportunidades he afirmado en el sector cultura se sigue esperando por las “tres erres” y el socialismo, como todos los días nos machaca y exige nuestro Presidente.

El Diccionario de “marras” incluye solamente 1058 artistas para todo el desarrollo histórico de la plástica venezolana y donde sin duda “no están todos los que son, ni son todos los que están”, desde luego está excluido el cine y la arquitectura como disciplina artística. Sólo a modo de ejemplo y vergüenza para los responsables de este impreso, citaré algunos de los cientos de creadores con obra trascendente en el país, a quienes se les intenta aplicar un “borrón histórico”, con opiniones, criterios y herramientas de calificación surgidas desde la élite meritocrática del arte venezolano, que es imprescindible desenmascarar.

La exclusión de la mayoría de los artistas en el Diccionario Biográfico realizado por el pequeño grupo de poder, corresponde a criterios extra-artísticos como son: el éxito económico del artista en el mercado estimulando la producción de objetos mercadeables, “el artista que más vende es el mejor”, el amiguismo y la pertenencia a poderosas roscas agrupadas por sus preferencias sexuales o políticas, disfrazadas y expresadas en extensos currículums de reconocimiento individual. Es sin duda la nefasta herencia del modelo retrógrado capitalista, aún hoy vigente en la prácticas artísticas consumistas, del espectáculo artístico, que es necesario debatir, para establecer cómo se conformó la idea de un Arte Nacional y su Galería.

Todos esperábamos que fuera la propia GAN, quien autocríticamente lo denuncie y rectifique, lamentablemente no ha ocurrido. Tampoco ha sucedido la elaboración y aprobación de una LEY ORGANICA DE CULTURA para este amplio universo de poetas, músicos, pintores, actores, bailarines y cultores populares, dónde la creación artística “tenga sentido y razón”.

Bastó unas horas para revisar aleatoriamente algunos libros y catálogos impresos para encontrar cerca de 600 creadores con obra y trayectoria, adultos mayores y jóvenes excluidos del Diccionario Biográfico (Oficial Vigente) de las Artes Visuales en Venezuela. Como es imposible nombrarlos a todos, empiezo con uno de los grandes ausentes de este diccionario, el maestro Juan Pedro López, del cual hay hasta una Plaza en Caracas que lleva su nombre. Otros viejos maestros del interior del país, fundadores de escuelas y museos como Julio Arraga, Manuel Pucci Fonseca y Castor Almarza, en Maracaibo, Julio T. Arce (Edo. Lara), Guillermo Besembel, José Montenegro (Edo. Mérida), Oswaldo Silva (Edo. Bolívar) y Antonio Cabezas (Edo. Aragua), entre muchos otros.
Aunque las listas son siempre incompletas y aburridas, aquí van algunos de los 600 excluidos, con reconocimiento público de su obra: Agra Emilio; Arrieta Karen; Baptista Hugo; Bastidas Carmelo; Belisario Palma; Bello David; Bernárdez María; Beufrand Francisco; Blanco Israel; Bulhossen Zenab; Caldas José; Calvo Rojas Rubén; Castillo Jorge; Centeno María; Cerrato Elda; Chacón Silvestre; Chung Franklin; Clemente Fredy; Contreras Franco; Córdova Daniel; Corradi Etta; Cruz Jaime; D'aubeterre Luis; Del Río Paúl; Durán Pablo; Egea María; Enríquez Enrique; Escala Giovanny; Fernández Juan Carlos; Ferrer Enay; Figueroa Natividad; Foong Angel; Fresán Juan; Gamboa Gabriela; García Winston; Gil Willy; Gispert Pilar; González Mercedes Elena; Grisolía Francisco; Guerrero Jesús; Hecht Cecilia; Infante Alirio; Iribarren Mayela; Jaar Alfredo; Latorraca Joaquín; León Ramón; Lira William E; Lobo Enrique; López Efraín; Manner Andrés; Mariño Hugo; Marrero Mercedes; Martínez Angel (Lobo); Massiani Francisco; Matheus Luis; Meijer-Wermer Alexandra; Mendoza Juan; Moctezuma Alberto; Monteagudo Alberto; Morawetz Gabriela; Morey Olga; Naccarella Elio; Navarro Dalita; Nube Marianne; Nuez Antonio; Ochoa Mérida; Olalde Ana María; Olavarría Juan José; Oliveros Aglays; Oporto Pedro Manuel; Otero Ana María; Ovalles Lenín; Palacios David; Parra Irma; Parra Yobel; Peñaranda Lourdes; Peraza Miguel; Pereyra Myrna; Pérez Flores Darío; Pérez Adrián (Grone Romepri); Piña Pedro; Pisani Napoleón; Posani Juan Pedro; Queipo Edgar; Rickel Carmelo; Rísquez Diego; Rivas Valiente Rafael; Rivodó Carlos; Roche Diana; Rodríguez Claudio; Ron Pedrique Isabel; Rossi Hildebrando; Sánchez Beatriz; Sanz Pedro; Saracual Yovanni; Seguí Jorge; Sevillano Eliana; Silva Lourdes; Sosa Fernando; Sotillo Oscar; Szabadics Irene; Umeres Andreína; Varela Luz María; Villafañe Julián; Villalobos Héctor; Zajac Gustavo; Zañartu Oscar y cientos de cientos más.




Permanentemente nos toma por sorpresa y al mismo tiempo nos mantiene preocupados lo que se dice públicamente en intervenciones de personeros de gobierno, en textos, publicaciones, discursos, entrevistas, videos documentales, donde se ha hecho común los silencios, las omisiones y errores históricos, muchos de ellos involuntarios, por desconocimiento y otros por inconfesables intereses individuales. Así, “sin querer queriendo” sumamos nuestros errores a una historia oficial, que es necesario revisar.

En relación a los espacios para la exhibición de plástica venezolana, celebramos y simultáneamente nos preocupó, ver en la transmisión televisiva de la inauguración de la Nueva Sede la GAN, cómo autoridades de gobierno, se refirieron a los pequeños espacios expositivos que disponían los creadores de la plástica en la cuarta república, poniendo como ejemplo único a La Casa del Agua Mansa y sus fantasmas; pero ese espacio era sólo un sitio de reunión de los intelectuales militantes de la Causa R , “…el movimiento intelectual La Casa del Agua Mansa, que conmovió durante un año la vida cultural del país, pero que luego desapareció, porque muchos de los militantes iniciales terminaron por ser cooptados por el sistema, como efecto del boom petrolero”. (3)

Más sin embargo, al mismo tiempo y desde mucho antes, existieron imborrablemente en nuestra memoria pequeños y sacrificados espacios expositivos, donde se dio cita la resistencia política de la izquierda venezolana y sus sueños de liberación, a través de múltiples lenguajes y expresiones artísticas. Sólo para citar algunos en Caracas: La Galería Viva México, con Exposiciones de Homenaje al Che, a Cuba por el 26 de Julio, a Sandino, exposiciones de talentosos creadores jóvenes; la Casa de Vecindad y su Galería La Trinchera con exposiciones por Día Internacional de la Juventud, muestras por los derechos humanos y la solidaridad con los artistas barridos de las dictaduras del cono sur; La Galería Ocre, allí expusieron los creadores a Contracorriente y sus paquetes eróticos, cuando la censura al cine y el erotismo en el arte, era política de estado; la Librería-Galería Cruz del Sur, donde se dieron cita los lenguajes de la subversión y la grafica; en La Cayapa el llamado “arte popular”; La Galería El Puente y el espacio para los “balleneros” en un local de la Calle Villaflor, No. 16, de Sabana Grande; el Nido del Callejón, sólo para citar algunos. Fue tal la importancia política y artística de estos espacios que borrarlos, es y será una misión imposible por siempre.






Desde luego, con esto no le estamos restando importancia a una de las múltiples obras que ha realizado el Gobierno de la Revolución Bolivariana, como lo es la nueva Sede de la GAN. Sólo que la obra estará completa, cuando los funcionarios que dirigen los museos, así como sus empleados, críticos, curadores, investigadores, montajistas, guías y personal en general, tengan la conciencia social, de que ésa, su actividad laboral, existe sólo gracias al trabajo arduo, apasionado y productivo de un colectivo de seres humanos, los creadores, y que sin ellos (o sea excluyéndolos) no hay obras, ni museos, ni galerías de arte.

Turumo, 24 de junio de 2009, día de la Conmemoración de la Batalla de Carabobo.

NOTAS
1. Ver publicación completa del Diccionario Biográfico de las Artes Visuales en Venezuela en: http://209.61.249.46/documentos/Demo1Dbartesvisuales.pdf
2. Diccionario Biográfico de las Artes Visuales en Venezuela, Pág. XIII, Cerca de 88 personas son las responsables más/menos, del Comité Editorial, Consejo Asesor, Documentación, Investigación Redacción y Revisión, Revisión especializada y Colaboradores Especiales, entre las que se destacan: Esmeralda Niño Araque, Ruth Auerbach, María Luz Cárdenas, Katherine Chacón, Perán Erminy, Isabel Huizi, Ariel Jiménez, William Niño Araque, Luis Enrique Pérez Oramas, Tahía Rivero, Luis Miguel Rodríguez, Susana Benko, Roldán Esteva-Grillet, Carlos Maldonado-Bourgoin, Federica Palomero, Bélgica Rodríguez, Luis Angel Duque, Jacqueline Rousset, Elida Salazar, Félix Suazo, Ildemaro Torres, Zuleiva Vivas, Ana María Zoghby, entre otros.
3. Marta Harnecker, “Gobernar, Tarea de Todos”, Breve reseña de la Causa R, Pág. 111, Alcaldía de Caroní, Colección Haciendo camino al andar Nº1, Editorial Fundarte, Caracas Venezuela, 1994.