PRAXIS ARTÍSTICA Y POÉTICAS DEL COMROMISO
Aníbal Ortizpozo
“En una época en que todo género de intervencionismo
está en el orden del día, se va demostrando que
la auténtica vida
para el arte está,
por el contrario, fuera del mundo de los
funcionarios.”
Antoni Tàpies
Abstract
Defensa de la
libertad del creador como de la sensibilidad de quien contempla, abarcante a la
sociedad toda, que a su vez involucra la situación cultural del país, que el
pueblo pueda “leer el arte”. Luchar al más alto nivel contra lo que mantiene el
atraso de toda política cultural y artística. El lector desprevenido podrá
observar que las reflexiones tienen una coloración defensiva y un tono
agresivo, pero sin duda es de la defensa total de la creación artística.
Un llamado a
superar el viejo concepto de las “bellas artes” porque a causa de ello la
estética se convierte en “esteticismo” y
el arte vivo en “academicismo”.
Las reflexiones
y confesiones permitirán conocer directamente del creador, cómo en su obra las
imágenes y mensajes se transforman en antipoemas, reescrituras creadas, imágenes
alteradas, inversas, críticas y autocríticas de contenido diverso y cambiante,
donde predominan los motivos políticos, que cuestionan, las costumbres no
deseables de una sociedad de cómplices, delincuencia cultural y el doble
estándar de las prácticas artísticas políticas.
El término poética es tan antiguo, como los diálogos de Platón en la
estética griega. Su conocimiento y desambiguación son necesarios para su
comprensión y uso. Lo que era poética para Aristóteles, no lo era para Horacio
y tal vez sea muy distinto para los creadores e investigadores del arte
contemporáneo.
Para mí, poética tiene que ver con la contemplación, miradas que
recorren toda forma de vida planetaria y se detienen en un punto: indagadoras,
cuestionadoras, producto de una conciencia ética -y por qué no decirlo-,
imaginación política. De ahí, es donde nace el llamado “compromiso” del creador,
concepto que se ha satanizado y reducido, a través de la historia social del
arte, sólo como un enrolamiento político de los artistas a una ideología,
partido político, o gobernante de turno.
No obstante, el término compromiso es mucho más amplio, tiene que ver
con la vida misma del creador: su independencia, libertad creadora, formación profesional,
la alquimia laboral, cómo sostenerse en lo económico y lograr una previsión
social digna, el mercado del arte, la crítica, la difusión de la obra, etc. En
fin, cómo vivir para crear y no todo lo contrario, como lo afirmaba el joven
Marx. (Marx, en Tàpies, 1973:125).
Hoy, cuando se habla de compromiso en el arte o de arte comprometido,
los creadores nos preguntamos primero: ¿cuándo, con quién y para qué?, y cuando
este compromiso se transforma en obediencia por alienación y dependencia por
los aportes del poder económico de cualquier sistema, por muy revolucionario
que se diga ser, de ninguna manera nos resulta aceptable. Personalmente, no
creo, ni quiero el compromiso del artista forzado, me sabe a “enrolamiento de
reclutas”, mi compromiso personal e intelectual rebasa dogmas, nacionalidades y
patrioterismos, para ser útil a la causa latinoamericana, donde sea necesario, “una
poética de las revoluciones”. (Matta en
Otero, 1984:49).
Siempre, cuando alguien se refiere a compromiso, recuerdo a Theodor
Adorno quien defendió la permanencia del “arte” como antídoto contra la
civilización enferma, subrayando con ello, lo ético de la estética, (Adorno en Ortizpozo, 2011:s.p.) no
obstante somos muchos los que pensamos que este antídoto está mucho más
definido y eficaz fuera del arte. En ese sentido, valoro lo positivo del
espíritu de aquellos artistas, que sin vacilar, aún sostienen que la producción
artística ha sido y es todavía el instrumento esencial en el desarrollo de la
conciencia humana.
Es más que evidente, que expresarse a través de la plástica, la música
y la literatura con naturalidad y “hacer arte” son dos cosas muy distintas.I
Además, te pueden llevar a una enorme
confusión. (Ortizpozo, 2005: s/p.)
Por ejemplo, de pronto puedes desconocer que el lenguaje plástico que utilizas,
se vuelve ajeno a ti, no te pertenece, no lo reconoces como tuyo y te dices a
ti mismo: ¡para... para! Luego, con rebeldía y autodeterminación, decidir que
tienes que entrar en una fase de tu vida artística, la del “desaprendizaje”,
“cómo desaprender lo aprendido, para ser tú mismo”, y así ir resolviendo las
contradicciones naturales que surgen en toda una vida dedicada a la creación
artística. Sin duda, una sorprendente experiencia que ocurre sólo en tu mundo
interior.
Siempre me he dejado llevar por una imaginación creadora exaltada y
puedo decir que sí he ejercido la “libertad creadora” en el taller.
Naturalmente, pasando por encima de las reglas y recetas rutinarias que la
academia con sus “maestros” y “discipulitos” impone, la crítica manipuladora,
el dirigismo de los curadores, el mercado del arte y su negocio especulativo,
los salones, sus bases y jurados sin laudos. Todo ello presionó constantemente
mi producción artística, en especial la existencia de ese inefable grupo de
poder que decide secretamente, como un acto de delincuencia cultural, cuál es
el arte que vale y el que tienes que hacer, para ser famoso, reconocido y sobre
todo rentable.
Procedo de un país de poetas, crecí con sus palabras en mi
entendimiento. Muchos de los grandes de la palabra, fueron mis compañeros en la
lucha política, antes y después de la Unidad Popular en Chile: Gabriela
Mistral, Pablo Neruda, Pablo de Rokha, Vicente Huidobro, Nicanor Parra, Gonzalo
Rojas, Roberto Bolaño, entre muchos otros talentosísimos. También la poesía
cantada, conocí personalmente a Violeta Parra y a Víctor Jara, en trabajos de
calle. Nací al arte político con la
fuerza en las voces del Quilapallún, el talento musical del Inti-Illimani e
Illapu, y sobre todo con Los Jaivas y sus fábulas cantadas: “en la quebrá del ají, la gente vive
feliz…las velas nunca se apagan salvo cuando hay luna llena, las gallinas ponen
tortillas al amanecer…” canciones, música fusión del jazz, rock, folklore.
Por último, no olvido que muchos de los intelectuales chilenos progresistas
decíamos que éramos hijos de los Beatles y de Walt Withman.
Como algo natural, leo y escribo siempre, poesías y ensayos, cuentos,
y adquiero buenos libros de historia fabulada que se me pongan en el camino. En
una ocasión una de mis tres hijas, con una sonrisa picaresca, me regaló el DVD
de una película y me advirtió que me gustaría porque el personaje era como yo,
un mentiroso, un fabulador… la película: “El gran pez” de Tim Burton. Y no
estaba tan lejana su apreciación. Más que mentiras, crónicas fabuladas de un
universo que es real. Puedo confesar que el culpable de todo ello fue mi abuelo
Cirilo Pozo, que desde niño, en el silencio y la soledad del campo, me llenó la
cabeza de refranes, de la lira popular chilena y cuentos fantásticos campesinos.
En Venezuela, hubo en el pasado, interesantes experiencias de los
llamados Lenguajes de la Subversión, con creadores como Carlos Contramaestre,
Juan Loyola, Ángel Martínez Lobo (El grillo) y todos los integrantes de El
Techo de la Ballena y el Congreso Cultural de Cabimas. (Ortizpozo, 2000:s.p.). Hoy se habla de un exceso de procedimientos
y logros de objetivos políticos en el arte venezolano. Hay artistas que lo
pretenden, pero los creadores conscientes, sabemos muy bien que la más genial
obra de arte o panfleto que se produzca en ese sentido de “objetivo político”
no resolverá ni terminará con los permanentes problemas que afectan a la
humanidad, como injusticia social, miseria, violencia…etc. En síntesis, el arte
no nace de “doctrinas”, sino de las obras mismas.
Roberto Guevara, refiriéndose a mi trabajo, escribió: “La obra además
de una acción en vivo presente, es escogencia, decisión”. (Guevara, 1986:s.p). Opuesto a las veladas sugerencias, están las
obras que son provocadoras por la acción y lo crudo de sus poéticas, que en la
mayoría de los casos, logran por encima de la estética, objetivos políticos más
vinculados a la “performance”, show provocador que escandaliza a una sociedad
“pacata”, genera desorden público y sus autores terminan censurados o
encarcelados.
Siempre se tropieza con la primera piedra, pero cuidado… puede ser
sólo su sombra que se ha desprendido de ella. Sinceramente, recién me entero
que hay un nuevo boom del arte político en Venezuela. Lo que sí creo que hay,
son discursos y propaganda sobre lo que se debiera hacer en el campo del arte y
la cultura en la Revolución Bolivariana.
No estamos en la guerra fría, aunque sesudos analistas políticos
internacionales dicen que ella está regresando, ni estamos bajo el sistema del
llamado Realismo Socialista Soviético para el Arte, triste experiencia, que los
creadores rechazamos tanto en su tiempo, como hoy. Experiencia que nos alertó,
pero aunque no se lo crea, ésta práctica permanece silente como un fantasma
amenazante en ciertos funcionarios políticos obcecados de hoy, analfabetas en
el campo del arte y la cultura artística. Lo que más abunda son discursos
alrededor de lo que debe ser la práctica artística en el Socialismo del siglo
XXI, de la Revolución Bolivariana. Se ha dicho “El pueblo es la Cultura”, se
habló de una “Nueva Crítica de Arte”, se creó un “Sistema de Culturas
Populares” en oposición al arte culto y algunos más osados, han llegado a
hablar de la “Estética de la Revolución”.
La crítica positiva para avanzar, de los creadores que apoyamos el
proceso revolucionario, está más centrada en que el llamado Socialismo del
siglo XXI, no ha llegado a las prácticas que el Ministerio del Poder Popular
para La Cultura ha impulsado; no ha llegado a los Museos, ni a las Ferias y
Salones de Arte, o llega despolitizado por la repetición de prácticas artísticas
arraigadas en las estructuras capitalistas preexistentes, se sigue planificando
como en la cuarta república: fortaleciendo el individualismo curricular, los
estímulos materiales, las alianzas estratégicas con el capital transnacional
(Exxon Móbil, Pirelli, Coca Cola, etc.), creando nuevas élites y roscas de
poder, “escondidos y legitimados” en el necesario reconocimiento de la “hibridez
cultural” II, más que en sus talentos artísticos. (Canclini en Ortizpozo, 1999: s/p)
Pertenezco a los que resistimos y hemos rechazado toda forma de
postergación de una vida plena, en aras de una esperanza-hipotética de
instalación a largo plazo, de la revolución socialista. Cuando se habla de
proselitismo, sé a lo que se refieren. En Latinoamérica, ya “no nos chupamos el
dedo” y cada vez más nos alejamos de esas prácticas en el trabajo artístico;
como afirmara Fischer: “se coge a un
hombre sencillo. Se le echan unas dosis de heroísmo positivo, mezcladas con
resoluciones del congreso del partido (optimismo, carácter nacional, y
parcialidad). La masa que resulta de todo esto es densa y espesa, y ni siquiera
la levadura del talento logra hacerla subir.” (Fischer, 1972:150)
Los críticos, investigadores de arte, o curadores, pueden decir o
escribir lo que quieran, es su libertad de expresión, (en algunos casos, su
negocio de sobrevivencia). Personalmente disfruto muchísimo de sus textos
poéticos; lo que sucede es que casi siempre dichos textos, son análisis
ulteriores a la obra misma, que se realizan, en la mayoría de los casos, ajenos
al conocimiento de la práctica artística del creador. Textos que pretenden ser
verdades absolutas, validándolos con citas de referentes internacionales;
crónicas de páginas de entretenimiento vinculadas a la moda, la cotización en
el mercado; textos pre-pago, donde la creación artística fuerte, dramática, se
endulza, se blanquea, para formar parte de la “industria cultural y artística
del entretenimiento masivo”, que sin duda alguna, sigue sosteniendo el sistema
capitalista. (Ortizpozo, 2010:s/p.)
Nunca he creído en la crítica y crónica de arte, no sin razón. Su
esquematismo, que despolitiza y orienta sus escritos sólo en el sentido
estético, dejando fuera las poéticas que le dan vida a la obra. Crítica de arte
de ayer y hoy, manipuladora máxima de los reconocimientos, premios, que
funcionan como propaganda curricular competitiva, para la configuración de
nuevas élites impuestas desde el poder del estado y las empresas privadas. Donde
ellos, los críticos y curadores de doble estándar, simultáneamente juegan el
rol de marchand. Sin olvidar las investigaciones universitarias,
interculturales donde con concepciones elíticas se practica “el saber como
poder” III negando todo “saber” que no sea académico. (Mato, 2002:39.)
Cuando digo que “he nacido como dibujante en Venezuela” es sólo una
metáfora para redefinir mi práctica artística venezolana, donde el dibujo se
hizo autónomo, independiente de la pintura. Tuve que transformarme en un
productor de imágenes vinculado a la “alquimia laboral” como refugiado
político, junto a creadores barridos y desplazados del cono sur y a talentosos jóvenes
artistas venezolanos “de a pie y con carpetas bajo el brazo”, donde todos
teníamos necesidad terrenal de sobrevivir, bajo el lema venezolano de los
desempleados: “de mosquito pa’ arriba, todo es cacería”. En síntesis, responder
a todo requerimiento creador, porque sí, y por encargo, fue parte existencial
en mi segunda residencia, venezolana. También más allá del trabajo individual,
participando, activando y creando “grupos de trabajo artístico colectivo” como
el grupo “Marginal a Contracorriente” comandado por Víctor Hugo Irazábal , cuyo
trabajo más conocido es el “Paquete Erótico y El Colectivo Confrontaaccion Real
(Mary Carmen Pérez, Gilberto Ramírez, Eneko, Peli, Mundo Vargas y Ortizpozo) cuya
instalación de 10 metros El Circo, que tuviera una participación digna en la
segunda Bienal de la Habana 1986 y un premio en el Salón Arturo Michelena de
Valencia 1985, entre muchas otras acciones colectivas y convocatorias.
Sinceramente no he tenido tiempo de pensar en reconocimientos, ni he
“aspirado a anheladas emancipaciones”, comparto con el amigo poeta Gonzalo
Rojas, “el nunca llegar” y el definirme como un ser humano “inconcluso” con
todo lo que ello signifique de incomodo
o altamente positivo para un creador, como lo ha escrito Goethe. (Goethe, en Rojas 2004:143)
Revelaciones (Como parte del desaprendizaje)
En el principio, fueron pequeños hallazgos que me sorprendieron, pensé
que eran formas casuales, muy difusas dentro de una “camanchaca” febril que no
se disipaba fácilmente en los silencios vacíos del taller. Las llamé
“revelaciones”, porque su poética me acercaba a lo místico, no referido a lo
religioso sino más bien, a lo misterioso. Formas rebeldes que se crean y se
construyen a sí mismas a alta velocidad en la humedad transparente de los
colores; formas que no esperan, ni desean mi intervención, formas que me hablan
y se hacen reconocibles, porque pertenecen a mi memoria visual, sólo que ahora,
están fuera de mí.
Fue como si de pronto se abriera una compuerta secreta que intuía, a
la cual sólo yo tengo acceso, como ir a una región remota de imágenes eidéticas
que permanecen flotando, ingrávidas, esenciales, eternas para mí.
El acto de creación es muy personal y subjetivo, yo acudo a él sin una idea preconcebida,
diría que en el inicio, se apodera de mí una inseguridad extrema, positiva, sin
prejuicios. Busco vaciarme, hacerme más puro a través de una meditación que
antecede al impulso de la acción que plenará la superficie de la tela de formas
y colores. En esta etapa del proceso creador, “ser sabio” para mí, significa no
usar el conocimiento racional, sino más bien agudizar los sentidos y acudir a
esa fuente secreta intuitiva que poseo, y desde allí invocar a la pintura; citarla, seducirla
suavemente, amorosamente y ella vendrá, se revelará a sí misma, haciéndose
visible, en comunión con mi mundo
interior donde las imágenes-ideas permanecen en lo más profundo de mi memoria ancestral.
Hoy lo puedo decir, la pintura y la poesía existen realmente fuera de
mí, como un mundo más allá del mundo de la inmediatez; el trascendente, en
ocasiones inalcanzable, pleno de signos, señales y significaciones referidas a
ese otro mundo visible, el cotidiano, el de las angustias, de las alegrías de
vivir intensamente. La captura de ese mundo paralelo trascendente dentro de la
conciencia humana siempre será uno de mis más grandes desafíos de la creación
artística. (Ortizpozo, 2006:s/p)
Al enfrentar al mundo visible, no sólo como algo terriblemente
enigmático, sino también doloroso, siento que me habitan una suma de
pensamientos y vivencias acumuladas de seres humanos de todos los tiempos:
ideas sobre la justicia social, amor, amistad, solidaridad y sobre todo la
defensa de los más débiles. Y es que en la creación de una obra artística el
ser humano no sólo está luchando por su sobrevivencia física, sino por su
existencia espiritual. Por eso, pienso que las ideas nuevas, audaces,
revolucionarias, en los movimientos artísticos contemporáneos, no deben
permanecer alejadas de la ética, incorporándola a la obra con imaginación
política, sentido común y convencimiento apasionado.
Digo he creado, como digo que he vivido. En el campo de la expresión
plástica he hecho de todo, desde un pequeño dibujo a carboncillo hasta arte
digital, fotografía, video e instalaciones. Ahora bien, si dentro de esa
producción artística, hay imágenes y mensajes que puedan ser considerados
poemas visuales, es porque en esas propuestas, han estado y están presentes, el
discurso icónico, el lenguaje de las imágenes de objetos convertidos en signos
por la fuerza de su uso y difusión en medios impresos, actualmente, con mucho mayor
intensidad desde la televisión e internet. Puedo decir entonces, que poetas y
pintores siempre hemos jugado con la imagen y su inagotable combinación
insólita de ideas.
Arte digital, descubrimiento, que fue sorprendente, oportuno y que
además me impulsó al aprendizaje de las tecnologías de punta, necesarias para
el diseño y la ilustración de impresos. Hoy hago arte digital y “poesía visual”,
término contemporáneo nacido de las experiencias universales del Arte Correo,
Fax Art, Email Art. Poesías visuales que por mi parte las llamo "imágenes
y mensajes", que pertenecen al arte virtual contemporáneo junto a la
producción artística en internet, email- art, arte digital, web art, net art,
net-la poesía, new media art y sus infinitas variaciones determinadas por el
avance progresivo de la tecnología de punta. Su existencia prefigura una era
postmedia donde previsiblemente la poesía visual, digital o no, formará parte
de las grandes creaciones artísticas inmateriales del ser humano. (Ortizpozo,
2010:s/p.)
En la actualidad mis imágenes y mensajes se transforman en antipoemas,
reescrituras creadas, imágenes alteradas, inversas, críticas y autocríticas de
contenido diverso y cambiante, donde predominan los motivos políticos, que
cuestionan, las costumbres no deseables de una sociedad de cómplices,
delincuencia cultural, el doble estándar de las prácticas artísticas políticas
y religiosas, sin contemplaciones.
NOTAS
I Sabemos, pero lo obviamos,
que en la historia de la humanidad, no siempre ha existido el concepto de arte
como es conocido en la actualidad. Las tallas en madera de las naciones
africanas existían antes de que se les “descubriera” y asignara valor en términos
económicos. Su puesta en escena fue suficiente para convertirlas en arte y a
sus creadores en artistas primitivos, instintivos, ingenuos o populares,
olvidando que en sus pueblos el concepto de arte y en su cultura carece de
sentido. Por ello nuestra llamada cultura popular y su expresión artística “y
no digo arte” tiende menos a desaparecer que a transformarse asimilada a la
cultura de la élite y su incruenta comercialización.
II Para otros estudiosos lo que cambió en estas últimas
décadas, no fue sólo la manera dual de entender la cultura, como superior o
inferior, avant garde o tradicional, sino también los valores. En el análisis
de la “hibridez cultual” podemos encontrar respuestas que van más allá de lo
sólo cultural. Según García Canclini, “…estas respuestas surgirán cuando seamos
capaces de observar la coexistencia entre culturas étnicas y nuevas
tecnologías; formas de producción artesanal e industrial, o cómo las capas
populares y la élite combinan formas de democracia modernas con formas arcaicas
de poder; la transacción entre movimientos sociales y regímenes paternalistas o
los poderes oblicuos de las instituciones liberales con hábitos autoritarios…”
III En el camino de la
resemantización del léxico en los estudios y otras prácticas intelectuales, se produjo
un “quiebre” entre los defensores la modernidad y los instauradores de la llamada
postmodernidad. No se trató sólo del cambio y creación de nuevos términos que significaran
lo mismo, por supuesta la pérdida de sentido que ellos, al final de la
modernidad, adquirieron. El resultado de este enfrentamiento teórico fueron
profundos debates que se dieron en lo que podemos llamar “prácticas
intelectuales en cultura y poder”, donde los llamados intelectuales y
creadores, especialmente provenientes de las canteras universitarias revelaron
sus concepciones elitescas que se expresan, por ejemplo entre otras, en la
negación de toda investigación o saber que no provenga y no cuente con la
bendición de un ámbito estrictamente académico. Fortaleciendo con el “saber
como poder”, correa transmisora de las ideas neoliberales y otras que
maquilladas permanecen pegadas a ellas. Al respecto, resultan adecuados y
atractivos los programas que se inician en la Universidad Central de Venezuela
(FaCES) donde se ensaya formas de colaboración mutua intercultural con
intelectuales de fuera de la academia, especialmente de movimientos
afro-latinoamericanos, indígenas, feministas, derechos humanos, Así como el
trabajo de numerosos humoristas gráficos, cineastas etc. Según el autor,
Profesor Daniel Mato, estos programas tienen como propósito el de intervenir
críticamente en algunos procesos en marcha en las universidades y en otros
ámbitos, de lo que él ha denominado genéricamente, prácticas intelectuales en
cultura y poder.
HEMEROBIBLIOGRAFÍA
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Palabras Clave: poética,
compromiso, artes visuales, desaprendizaje, revelaciones, poesía visual, arte
total, política cultural, desambiguación,
virtual.