15 jun 2020
2 abr 2020
SOBRE EL DESPERTAR Y LA PORFIADA MEMORIA
SOBRE EL DESPERTAR Y LA PORFIADA MEMORIA
Chile: medio siglo de violación a los derechos
humanos.
Prof. Aníbal Ortizpozo
“…
hace ya treinta años que la Concertación de
Partidos por la Democracia, volviendo la espalda a sus
principios históricos, comenzó a administrar la herencia
pinochetista con ortodoxa eficiencia neoliberal.”
¿No habremos esperado demasiado?
Partidos por la Democracia, volviendo la espalda a sus
principios históricos, comenzó a administrar la herencia
pinochetista con ortodoxa eficiencia neoliberal.”
¿No habremos esperado demasiado?
Gabriel Salazar
La sabiduría, el poder de nuestros pueblos,
especialmente los originarios, radica en su silencio consensuado, su porfiada
memoria y un perdón sin olvido. Desde afuera se ven como pueblos dormidos,
derrotados. Sin embargo, inmóviles, resisten estoicos los abusos, las
agresiones, las mentiras y promesas, el robo descarado de la corrupción, la burocracia,
la ineficiencia, en general la injusticia social, la cual los gobernantes la
presentan como “crisis económica”, disfrazándola de “medidas necesarias, urgentes”
donde abundan las sugerencias del FMI con sus llamados “a apretarse el cinturón”
reduciendo o eliminando los programas
sociales de los gobiernos.
Pueden trascurrir años, muchos años, hasta que un día
cualquiera sin previo aviso, irrumpen indignados, como volcanes o terremotos, los
“reventones sociales” encabezados por los más jóvenes, para decir “¡basta!”, total,
ellos no tienen nada que perder; no tienen, trabajo ni recursos económicos para
estudiar, a menos que se arriesguen a endeudarse de por vida.
Así de simple, ese día llegó en Chile el 18 de
octubre del 2019, calificado ampliamente en los medios de comunicación y redes sociales, como “Chile despertó” para
ejercer el derecho legítimo a protestar masiva y pacíficamente (también los hay
quienes perdieron la paciencia y piensan “no más piedras contra fusiles” o “lo
que igual no es trampa” buscando las armas para enfrentarse con los militares y
policías). Pacos (Carabineros) que en aproximadamente cinco meses, ya tienen un
abultado prontuario de heridos, a balines y perdigonazos, contaminados con
aguas tóxicas, jóvenes con ojos, reventados por disparos a “quema ropa” de
bombas lacrimógenas, mujeres, estudiantes, niños, adolescentes violadas(dos),
muertos por carabineros y miles privados de su libertad.
Se acabó entonces ese
oasis, el paraíso suramericano y no por decreto del Vaticano. Se vino abajo ese
castillo de naipes del diálogo político corrupto; tampoco ya son las ideologías
políticas, lo que moviliza y propulsa las protestas. Eso de “izquierdas y
derechas” ya no le importa a una multitud enardecida, abandonan sus banderas
partidarias, las que ya no se ven en fotografías ni vídeos. Han tomado la calle
para terminar con un monstruo poderoso: el sistema económico neoliberal y sus
leyes que privatizan todo, violando los más elementales derechos humanos. Leyes
y reglamentos que en Chile están amparadas por la írrita e ilegal Constitución,
hija de una dictadura sangrienta y vigente desde hace 30 años, creada y negociada
con su autor el criminal dictador Augusto Pinochet y su equipo, para que se
permitiera la consulta plebiscitaria, (que pierde) estableciéndose “que se vaya el dictador”,…….desde luego… a la
vista y paciencia de todos, no se fue, se quedó en el poder, con una nueva
constitución bajo el brazo, que protegía sus crímenes y corrupción, ejerciendo
el cargo de General en Jefe del Ejército, Senador Vitalicio y héroe que “nos
salvó del comunismo”.
Estupor: se va el dictador,
sin irse. Muchos chilenos regresaron al país porque supuestamente “volvió la
democracia”, los que dudamos que así fuera, no regresamos. Recuerdo, como
anécdota personal, que ofrecía una entrevista a una televisora del Perú, con
motivo de una exposición en el Museo de Arte Contemporáneo del Cusco, de pronto,
Manuel Jibaja, destacado artista plástico, conductor/ director del programa, me sorprende estando el programa al aire: “Aníbal, y ahora que
murió Pinochet, ¿qué va a cambiar en Chile?,
sin pensarlo mucho, mi respuesta más que profética, fue realista: “Nada
cambiará mientras los crímenes de lesa humanidad sigan impunes y esté vigente
la “Constitución Pinochetista” que él instauró. Este “muerto de mierda” -como
lo definió Mario Benedetti-, que ya estaba muerto en vida, es además un “muerto
de mierda” que se va sin castigo. Seguiremos luchando y apostaremos porque la
muerte de este asesino y sus cómplices en la oligarquía chilena, no le gane a
la justicia por los crímenes de lesa humanidad cometidos.
Por
favor, no nos engañemos, no se ha cerrado un capítulo con la muerte de este
violador de los derechos humanos, porque la derecha fascista en Chile no es la
que ha muerto. Que las celebraciones por su muerte sin honor, no se conviertan
en perdón y olvido. Chile no cambiará automáticamente, no habrá reconciliación
ni reencuentros entre los chilenos, mientras el legado de muerte del Dictador
se mantenga impune y no se sigan los procesos a los responsables que aún están vivos.”,
y así ha sido.
Por otra parte, lo paradójico es que previo al
plebiscito, se había creado la llamada “Concertación de Partidos por la
Democracia” que incluyó partidos de la Unidad Popular, golpistas de la Democracia Cristiana, más los
renegados que traicionaron el pensamiento y proyecto socialista de Allende. La
Concertación impuso los “gobiernos democráticos” de la llamada post dictadura…donde,
increíblemente los presidentes que
gobernaron Chile: Patricio Aylwin, Eduardo Frei(hijo), Ricardo Lagos, Michelle
Bachelet y Sebastián Piñera en más de 30
años, legitimaron, la Constitución pinochetista, profundizando la economía
neoliberal de la dictadura y sus empresas nacionales y transnacionales. Respaldados en la Constitución privatizaron
todo, hasta el agua, (Seguro Social con las AFP, educación, servicios públicos,
etc.)… La trampa, el anzuelo fue otorgar tarjetas de créditos “para tutilimundi”,
tuvieran o no tuvieran con qué pagar las cuotas de sus gastos.
Hoy día, en un acto de retoma de conciencia, el pueblo chileno, ha entendido
que no puede seguir así endeudado y endeudándose... usando la tarjetita de
plástico en la compras de los mercados diarios o hasta para comerse una “sopaipilla”
con kétchup, antes o después del trabajo, como lo he visto tristemente, en las calles de Santiago.
La lucha por una nueva Constitución para Chile es
sin duda, un fuerte desafío revolucionario, que en primer lugar es cultural y
prolongado, donde no basta sólo con indignarse, salir y permanecer en las
calles con protestas pacíficas permanentes, aunque se haya alcanzado más de un
millón y medio de manifestantes.
Es público y notorio, que estos movimientos y
protestas han sido propulsados sin líderes visibles, ni dirigentes de partido
político alguno y han sido sometidos a una represión inclemente por parte del
Gobierno y sus instituciones policiales con modernos equipos de control.
Incluso, los organismos del Estado, crearon acciones
encubiertas, autoatentados, saqueos, violencia y destrucción contra bienes
públicos materiales (metro, edificios etc.) para culpar al pueblo y para
justificar la sangrienta represión. El gobierno fortalece a la policía, intenta
militarizar el país con la excusa de velar por la seguridad de los edificios públicos
del estado, implementa leyes absurdas específicamente contra cualquier tipo de
manifestación pública, garantizándole la impunidad a los agresores, incluso
felicitándoles por su “sacrificada” actuación durante las protestas.
…..A pesar
de todo esto, las marchas, protestas y manifestaciones continuaron, incluso con
mayor intensidad, finalmente, el
gobierno asustado cambia algunos ministros (entre ellos el Ministro del
Interior) y de forma oportunista, pide perdón públicamente e implementa junto
al poder político parlamentario el
llamado “Acuerdo de paz” donde participan senadores y diputados estableciendo
condiciones que son aceptadas por ellos, como: la realización de un PLEBISCITO CONSTITUCIONAL.
Pero, este “acuerdo” está condicionado: fija el
porcentaje de participación de parlamentarios a un 50%; cambia el término de
Asamblea Constituyente por “Convención Constituyente”; mantiene el sistema
electoral vigente; permite las propuestas realizadas desde la Presidencia de la
república y limita la consulta al “Aprueba”
o “Rechaza” una nueva Constitución para el país; establece el calendario
para la realización del Plebiscito, el 26 de ABRIL del 2020; (hoy postergado
por la cuarentena COVID19, supuestamente para fines de año).
Naturalmente el pueblo chileno que masivamente continuaba
en la calle protestando y organizándose en agrupaciones territoriales, colectivos,
asambleas municipales, si bien es cierto, que votaría por una Nueva
Constitución, rechaza en forma rotunda las condiciones establecidas por el
poder político, que en realidad lo que planifica es redactar una “Reforma Constitucional”
que le permita mantenerse en el poder, sin cambiar el sistema económico neoliberal
chileno.
La postergación del plebiscito sobreviene cuando
cae sobre el planeta una ola de pánico creada por las medidas tomadas ante la
presencia del COVID19, que son
consideradas exageradas y contraproducentes, al calificarse el virus, como una
“pandemia”. Lo cual ha sido bien aprovechado por el gobierno para ganar tiempo,
aislar a los ciudadanos confinándolos en sus casas y terminar con las protestas
y organizaciones comunitarias, a quienes sólo les quedan las redes sociales en
internet, donde la lucha continúa.
El pueblo chileno permanece en la incertidumbre y
debatiéndose en el quehacer político plebiscitario, entre la aprobación, el rechazo
o la abstención. Amanecerá y veremos.
Nota:
Para seguir el hilo, lea:
“¿MEDIDAS
DESPROPORCIONADAS Y CONTRAPRODUCENTES?”
Chile: virus mediatizado y pérdida de las libertades políticas básicas.
Chile: virus mediatizado y pérdida de las libertades políticas básicas.
del Prof. Aníbal Ortizpozo
¿MEDIDAS DESPROPORCIONADAS Y CONTRAPRODUCENTES?
¿MEDIDAS DESPROPORCIONADAS Y CONTRAPRODUCENTES?
Chile: virus mediatizado y pérdida de las
libertades políticas básicas.
Prof. Aníbal Ortizpozo
“hasta
hace bien poco tiempo protestábamos
contra
la negligencia política la corrupción,
los
abusos de la Banca y las siglas que nos
gobiernan cada vez más FMI,BCE,OTAN;OMS etc.
Ahora
resulta que el enemigo del pueblo es un virus
y
toda la masa a luchar contra él, lo siento, pero no me lo creo.”
Dr.
Karmelo Bizkarra
El “reventón social” del pueblo chileno iniciado el
18 de octubre 2019 y que masivamente continuaba en las calles, protestando y
organizándose en agrupaciones territoriales, colectivos, asambleas municipales,
rechazando en forma rotunda las condiciones que ha establecido el poder
político, aliado al gobierno, en el llamado “Acuerdos de paz”, abrió una
incógnita a cerca de la participación y resultados del plebiscito programado
para el 26 de abril. El debate estaba en plena efervescencia, (¿Aprobar? /
¿Anular? / ¿Abstenerse?), cuando emerge como un tsunami el COVID19, que lo
posterga para finales de año.
La presencia del virus se transforma en una inmensa
ola de pánico y terror creada por las medidas tomadas por los gobiernos y que
hoy son consideradas exageradas, especialmente cuando se la declara como
“pandemia”, que dicho sea de paso, ha engrosado irracionalmente las fortunas de
las industrias farmacéuticas, entre otras.
El aislamiento creado que provocan la medidas extremas,
en primer lugar atentan contra la libertad de la ciudadanía y nos sorprende
cómo nos hemos dejado quitar las libertades elementales de una patada.
No obstante, se puede observar que del negocio
execrable del miedo generalizado se encargaron los telediarios con un voraz
apetito de tragarse a la ciudadanía en las pantallas, sometiéndola a un estrés
y a una “histeria interminable”, como lo alerta valientemente el escritor
Javier Aymat, en su blog. Los medios de comunicación amarillistas entraron en una
feroz carrera compitiendo a ver quién alerta más, concentrados únicamente en la
estadística: cuántos contagiados, cuántos muertos y cuántos recuperados, en los
diversos países. Se decretan desde cuarentenas hasta estados de excepción, bajo
la consigna “quédese en casa”. El miedo al contagio en la calle, especialmente
eventos, espectáculos con aglomeraciones, terminó en Chile con las protestas
masivas y reuniones de colectivos.
Confinados y aislados permanecemos, las personas de
la tercera edad, los que tienen enfermedades degenerativas, las mujeres
víctimas de la violencia de género, en sus casas con el maltratador, se
suspende la educación en todos los niveles, las industrias paralizadas, el
ciudadano se pregunta ¿cómo sería la situación si sucediera una catástrofe
natural, incendio, terremoto, huracán?, ¿Cuántas personas han muerto en estos
días por otras causas?, ¿Dónde están las altas cifras de suicidios? Y se suma
al desconcierto, el hecho de que ningún medio de comunicación ha cuestionado el
confinamiento como medida de protección. Sin olvidar que esta crisis perjudica
y perjudicará en el futuro a los más pobres, aumentando la desigualdad ya
existente.
Estamos no solo encerrados en nuestras casas,
también obstinados mirándonos el ombligo, escondidos, acosados por el miedo y
sustraídos nuestros derechos políticos básicos.
Me pregunto, perdido el miedo, después de 30 años ¿no
éramos nosotros mismos los chilenos que estábamos en las calles protestando
contra la corrupción gubernamental, el burocratismo, la ineficiencia política, el
desempleo, el abuso de la banca, sus empresarios y familiares, los Luksics,
Piñeras, Pulmanns, los Angelinis, los Mattes y otros grupos económicos, donde
cada uno de ellos gana periódicamente, lo que gana un millón de chilenos,
además las denuncias por la impunidad que dan las autoridades eclesiásticas a
los curas pedófilos, la violencia de género y sus feminicidios?
Pegado a las pantallas escucho, todos los días y a
toda hora “quédate en casa”, tragando miedo y alarmas que justifiquen nuestro
confinamiento, toques de queda, deteniendo a personas, secuestrando
publicaciones, registrando nuestros hogares, y naturalmente, criminalizando y
prohibiendo huelgas y protestas, lo que “es normal” y un abuso en un “estado de
excepción”.
Solo sé, que cuando ésta locura “programada”
termine, la lucha del pueblo chileno seguirá, hasta lograr una Nueva Constitución,
iremos a lo que salimos a la calle, es la esperanza sostenida que tenemos: la
de superar esta crisis sin perder la libertad. Debemos aprender que el enemigo
no es el virus en sí mismo, sino el miedo inducido, los rumores y las falsas
noticias, también como dicen los especialistas, “la desinformación basada en el
exceso de información”, saber que el negocio más execrable es el negocio del
miedo, el mismo que en las protestas multitudinarias de Chile, los ciudadanos
expresaban que ahora podían protestar
públicamente porque ya no lo tenían, lo habían perdido… pero por lo visto,
ahora vuelve con una “pandemia” terminando con las manifestaciones, marchas y
protestas.
Los medios de comunicación son tan responsables
como los lobbies de la industria farmacéutica a la OMS, (los mismos que
producen las vacunas antes de lanzar el brote de una epidemia infecciosa, en sus
guerras químicas y biológicas), de generar una especie de “psicosis
informativa” que en anteriores epidemias de gripes estacionales, Aviar, AH1N1,
Ébola, y otras variedades de “corona virus”, se limitaron a informar sobre
estos temas, no como ahora, que lo han transformado en un “virus mediatizado”.
Hoy he oído decir que han surgido enfermedades “neoliberales”
que son el resultado del mal manejo de la agricultura, los pesticidas y
transgénicos, el extractivismo, la Economía Política, Ecología, Salud Pública,
ausencia de previsiones sanitarias, sin olvidar la contaminación y el
calentamiento global. En síntesis, la humanidad no solamente, no está preparada
para próximas epidemias o pandemias, sino que las está haciendo posible.
Esto no quita, lo importante que es seguir
escrupulosamente las medidas sanitarias establecidas, sí hay que tener mucho
cuidado con el virus, tener los ojos bien abiertos, tomar todas las previsiones
para evitar el contagio y pérdida de vidas humanas.
El desafío futuro es,
si el ser humano podrá corregir las maneras de cómo se apropia de los frutos de
la naturaleza y se relaciona con ella, logrando un equilibrio entre una vida
sana, sustentable y las enfermedades infecciosas que existen.
Finalmente podemos decir, sin temor a equivocarnos,
que el verdadero enemigo, es el sistema económico neoliberal en curso, el cual genera
desigualdad social, injusticia, miseria y un daño irreparable a nuestro planeta
y su ecosistema del cual formamos parte inseparable.
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